Me dormí bajo un cielo estrellado, los grillitos me cantaron arru rú, y al despertar estaba tu barba en mi cuello y tus brazos rodeándome. Me levanté calladita a darle gracias al sol que salía desde las montañas... Y dejé escapar a mi alma ansiosa, la liberé de las culpas y los miedos, entré a la carpa y me volví a meter calladita a la cucharita matutina, así pude después despertarte con besos y sin el nudo en mi estomago que no me dejaba vivir (Con eso también te liberé a ti, ahora puedes irte y volver solo cuando quieras, ya no me angustia la espera).
Las montañas desde hoy serán mi ansiolitico, y puedes acompañarme cuando quieras
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